DIÁLOGOS CON ITALIA
(IV): INGLESES EN ITALIA.
Con
motivo del proyecto Erasmus plus concedido a nuestro instituto voy hablar del Síndrome
de Sthendal y con este pretexto
comentar brevemente la obra del escritor E.M. Forster y del cineasta James
Ivory
Síndrome de Sthendal
Cuando
Sthendal
visitó Florencia, a la salida de la Santa Croche, experimentó una sensación de euforia y alteración del ritmo
cardiaco. Un siglo después la psiquiatra y experta en arte Grazielle Magherini
describe el denominado Síndrome de Sthendal como la reacción que se produce en los viajeros,
sobre todo nórdicos, cuando entran en contacto con obras de arte expuestas en
gran número, el ejemplo paradigmático sería la Plaza de la Signoria de Florencia,
cuya consecuencia son vértigos, confusión, palpitaciones, etc.
Edward Morgan Forster (1879-1970)
E.
M. Forster es un escritor inglés autor de una
corta y excelente obra de estilo elegante y muy cuidado en la que destacan siete
novelas, una de ellas incompleta y no traducida al castellano (Arctic
summer).
De
sus seis novelas completas, todas excepto El más largo viaje han sido
adaptadas al cine con resultados más que notables. Y de estas cinco he leído
cuatro que comento brevemente:
Una
habitación con vistas (1908): Deliciosa novela
que narra la pasión amorosa que surge en la Toscana entre dos jóvenes ingleses
(George y Lucy) y los intentos de ella
por no reconocer este amor y acomodarse –sin éxito- a la rígida sociedad
victoriana. Llena de ironía y con una galería de personajes como tía Charlotte, el sacerdote,
el hermano de Lucy, su prometido Cecil…que aportan a la historia un fino humor
y contribuyen a hacer de su lectura un auténtico placer. Sobre la adaptación al
cine de esta obra y su relación con el Síndrome de Sthendal volveremos
después.
La
mansión (Howard’s End) (1910):
Intensa novela sobre las relaciones entre la familia de los Wilcox adinerada y
conservadora y las hermanas Schlegel cultas y liberales. En esta obra maestra Forster hace un retrato penetrante sobre las
diferentes clases sociales y sus relaciones, teniendo como centro a Margaret
Schegel una inteligente y sensible mujer que intenta bandearse entre dos mundos
siendo justa y sin perder la coherencia.
Maurice
(escrita en 1914 publicada en 1971): Se
publicó póstumamente por deseo del autor debido a que trata de relaciones
homosexuales de carácter autobiográfico. La novela es mucho más que una obra
sobre preferencias sexuales a principios del siglo XX, una época en la que en
Inglaterra estaban perseguidas. Realmente trata de la superación del clasismo
por medio del amor y sobre todo de cómo la madurez siempre lleva consigo el
descubrimiento de la propia mediocridad, por medio de tres personajes que viven
su sexualidad y el paso del tiempo de forma absolutamente dispar.
Pasaje a la India (1924):
Obra cumbre de Forster y un clásico absoluto de la literatura del siglo XX. En
la India colonial una joven inglesa Adela acusa a un joven médico musulmán,
Aziz, de agresión sexual, pero las cosas no están claras…Con un argumento
ambiguo, la novela es un ejemplo espléndido de las relaciones entre culturas
diferentes en una situación de dominio político y explotación económica; además
de una muestra extraordinaria del talento del autor para crear personajes interesantes
y vivos (Adela y Aziz pero también la señora Moore, Cyril, el profesor Narayan…).
El libro fue adaptado al cine por David Lean que consiguió un excelente filme narrado con la elegancia, clasicismo y
ritmo habitual en él (responsable también del guion). La película tiene grandes momentos como la secuencia de la
visita a las cuevas de Marabar o la de la protagonista frente a un templo con
relieves de carácter sexual y es ya un clásico.
La
primera novela de E.M.Forster es Donde los ángeles no se aventuran (1905) y narra una historia de amor entre una
inglesa viuda y un joven italiano de la Toscana, en un registro dramático y no
irónico como Una habitación con vistas. No he leído la novela pero si visto
su adaptación cinematográfica, una película digna y desconocida que mereció
mejor suerte.
James
Ivory(1928-)
James Ivory es un director de cine famoso por
las adaptaciones cinematográficas de grandes novelas: Una habitación con vistas (1985),
Maurice (1987) y Regreso a Howards End (1992) de Forster; Los europeos (1979), Las
bostonianas (1984) y La copa dorada (2001) de Henry
James y Lo que queda del día (1993)
de Kazuo
Isighuro. En todas ellas, además de un excelente gusto literario,
demuestra un sentido de la puesta en
escena al servicio del guion (la mayor parte de las veces escrito por la
adaptadora Ruth Prawer Jhabvala). James Ivory actúa como una batuta
inteligente y sensible para extraer de todos los colaboradores- actores, guionista,
decoradores, músicos- lo más atractivo de sus potencialidades. Esto ha hecho
que, a veces, se le acuse injustamente de falta de personalidad, en una época
como la actual en la que la autoría cinematográfica se considera si está
enfatizada por unos encuadres o movimientos de cámara muchas veces subrayones y obvios más que por el rigor
en el ritmo de la secuencia, el contenido del plano o las necesidades de la
historia. Basta ver la incontestable obra maestra que es Lo que queda del día para
reivindicar un estilo basado en la contención, la sugerencia y la elegancia y
sentido del plano.
El Síndrome
de Sthendal, Una habitación con vistas y James Ivory
James
Ivory en Una habitación con vistas realiza
una gran adaptación con muy buenas ideas. Por ejemplo hacer que el film bascule
entre dos besos, uno lleno de pasión en el paisaje de la Toscana entre Lucy y
George y otro ridículo entre Lucy y su prometido en la campiña inglesa o la
utilización pertinente del aria O mio babbino caro de Puccini
en la banda sonora cuya ironía se adecúa muy bien al filme. Y hay un momento
famosísimo del filme relacionado con el Síndrome de Sthendal:
En
la novela Una habitación con vistas la protagonista Lucy pasea por la Plaza
de la Signoria. Los que conozcan Florencia saben que es un entorno
bellísimo en el que se acumulan la Fuente de Neptuno, el Palacio
Viejo, la reproducción del David de Miguel Ángel, la Logia
con sus numerosas estatuas entre las que destaca el Perseo
de Cellini, etc. Forster describe como la heroína deambula entre las
sombras de las estatuas y oye un tumulto. Hay una reyerta en la que un hombre
resulta apuñalado, debido a la confusión Lucy sufre una obnubilación y la
atiende George.
En
el filme, Ivory, presenta a Lucy
paseando por la plaza bajo la hermosa luz de la Toscana en un día radiante
mirando las magníficas estatuas. La cámara toma la perspectiva de la
protagonista con insertos cortos de fragmentos de las esculturas mostrándonos
en lo que sus ojos se fijan: el esplendor de los cuerpos de Perseo
y Hércules,
la violencia sensual de la cabeza de Medusa en manos de
Perseo, etc. Y refleja la ofuscación que le produce esa borrachera de arte y sensualidad, una
clara manifestación del Síndrome de Sthendal. Después ocurre
la reyerta que hemos comentado en la que el hombre apuñalado, sangrando
copiosamente y moribundo se dirige hacia ella. Lucy se desmaya y en un plano
cenital vemos como la recoge G
eorge, impidiendo que se caiga, en lo que ya
es una escena icónica del cine de los ochenta (década que fue muy cicatera en
escenas icónicas). El vahído de Lucy no es solo resultado del asesinato sino de
una acumulación de emociones producida por la impresionante belleza de Florencia.
Si
se quiere pasar un buen momento, recomiendo fervientemente la lectura de la
novela y la visión de la película a quien no las conozca. Además puede ser un
buen motivo de reflexión sobre el siempre enjundioso tema de las adaptaciones
literarias al cine.
FELIPE CUESTA VARELA
No hay comentarios:
Publicar un comentario