jueves, 9 de enero de 2020

DIÁLOGOS CON ITALIA (IV): INGLESES EN ITALIA. (Felipe Cuesta Varela)


DIÁLOGOS CON ITALIA (IV): INGLESES EN ITALIA.
Con motivo del proyecto Erasmus plus concedido a nuestro instituto voy hablar del Síndrome de Sthendal  y con este pretexto comentar brevemente la obra del escritor E.M. Forster y del cineasta James Ivory
Síndrome de Sthendal
Cuando Sthendal visitó Florencia, a la salida de la Santa Croche, experimentó una sensación de euforia y alteración del ritmo cardiaco. Un siglo después la psiquiatra y experta en arte Grazielle Magherini describe el denominado Síndrome de Sthendal  como la reacción que se produce en los viajeros, sobre todo nórdicos, cuando entran en contacto con obras de arte expuestas en gran número, el ejemplo paradigmático sería la Plaza de la Signoria de Florencia, cuya consecuencia son vértigos, confusión, palpitaciones, etc.
Edward Morgan Forster (1879-1970)
E. M. Forster es un escritor inglés autor de una corta y excelente obra de estilo elegante y muy cuidado en la que destacan siete novelas, una de ellas incompleta y no traducida al castellano (Arctic summer).
De sus seis novelas completas, todas excepto El más largo viaje han sido adaptadas al cine con resultados más que notables. Y de estas cinco he leído cuatro que comento brevemente:
Una habitación con vistas (1908): Deliciosa novela que narra la pasión amorosa que surge en la Toscana entre dos jóvenes ingleses (George y Lucy)  y los intentos de ella por no reconocer este amor y acomodarse –sin éxito- a la rígida sociedad victoriana. Llena de ironía y con una galería de  personajes como tía Charlotte, el sacerdote, el hermano de Lucy, su prometido Cecil…que aportan a la historia un fino humor y contribuyen a hacer de su lectura un auténtico placer. Sobre la adaptación al cine de esta obra y su relación con el Síndrome de Sthendal volveremos después.
La mansión (Howard’s End) (1910): Intensa novela sobre las relaciones entre la familia de los Wilcox adinerada y conservadora y las hermanas Schlegel cultas y liberales. En esta obra maestra Forster hace un retrato penetrante sobre las diferentes clases sociales y sus relaciones, teniendo como centro a Margaret Schegel una inteligente y sensible mujer que intenta bandearse entre dos mundos siendo justa y  sin perder la coherencia. 
Maurice (escrita en 1914 publicada en 1971): Se publicó póstumamente por deseo del autor debido a que trata de relaciones homosexuales de carácter autobiográfico. La novela es mucho más que una obra sobre preferencias sexuales a principios del siglo XX, una época en la que en Inglaterra estaban perseguidas. Realmente trata de la superación del clasismo por medio del amor y sobre todo de cómo la madurez siempre lleva consigo el descubrimiento de la propia mediocridad, por medio de tres personajes que viven su sexualidad y el paso del tiempo de forma absolutamente dispar.
Pasaje a la India (1924):  Obra cumbre de Forster y un clásico absoluto de la literatura del siglo XX. En la India colonial una joven inglesa Adela acusa a un joven médico musulmán, Aziz, de agresión sexual, pero las cosas no están claras…Con un argumento ambiguo, la novela es un ejemplo espléndido de las relaciones entre culturas diferentes en una situación de dominio político y explotación económica; además de una muestra extraordinaria del talento del autor para crear personajes interesantes y vivos (Adela y Aziz pero también la señora Moore, Cyril, el profesor Narayan…). El libro fue adaptado al cine por David Lean que consiguió un excelente  filme narrado con la elegancia, clasicismo y ritmo habitual en él (responsable también del guion). La película tiene  grandes momentos como la secuencia de la visita a las cuevas de Marabar o la de la protagonista frente a un templo con relieves de carácter sexual y es ya un clásico.
La primera novela de E.M.Forster es Donde los ángeles no se aventuran (1905) y narra una historia de amor entre una inglesa viuda y un joven italiano de la Toscana, en un registro dramático y no irónico como Una habitación con vistas. No he leído la novela pero si visto su adaptación cinematográfica, una película digna y desconocida que mereció mejor suerte.
James Ivory(1928-)
James Ivory es un director de cine famoso por las adaptaciones cinematográficas de grandes novelas: Una habitación con vistas (1985), Maurice (1987) y Regreso a Howards End (1992) de Forster; Los europeos (1979), Las bostonianas (1984) y La copa dorada (2001) de Henry James  y Lo que queda del día (1993) de Kazuo Isighuro. En todas ellas, además de un excelente gusto literario, demuestra un sentido de  la puesta en escena al servicio del guion (la mayor parte de las veces escrito por la adaptadora Ruth Prawer Jhabvala). James Ivory actúa como una batuta inteligente y sensible para extraer de todos los colaboradores- actores, guionista, decoradores, músicos- lo más atractivo de sus potencialidades. Esto ha hecho que, a veces, se le acuse injustamente de falta de personalidad, en una época como la actual en la que la autoría cinematográfica se considera si está enfatizada por unos encuadres o movimientos de cámara muchas veces subrayones y obvios más que por el rigor en el ritmo de la secuencia, el contenido del plano o las necesidades de la historia. Basta ver la incontestable obra maestra que es Lo que queda del día para reivindicar un estilo basado en la contención, la sugerencia y la elegancia y sentido del plano.
El Síndrome de Sthendal, Una habitación con vistas y James Ivory
James Ivory en Una habitación con vistas realiza una gran adaptación con muy buenas ideas. Por ejemplo hacer que el film bascule entre dos besos, uno lleno de pasión en el paisaje de la Toscana entre Lucy y George y otro ridículo entre Lucy y su prometido en la campiña inglesa o la utilización pertinente del aria O mio babbino caro de Puccini en la banda sonora cuya ironía se adecúa muy bien al filme. Y hay un momento famosísimo del filme relacionado con el Síndrome de Sthendal:
En la novela Una habitación con vistas la protagonista Lucy pasea por la Plaza de la Signoria. Los que conozcan Florencia saben que es un entorno bellísimo en el que se acumulan la Fuente de Neptuno, el Palacio Viejo, la reproducción del David de Miguel Ángel, la Logia con sus numerosas estatuas entre las que destaca el Perseo de Cellini, etc. Forster  describe como la heroína deambula entre las sombras de las estatuas y oye un tumulto. Hay una reyerta en la que un hombre resulta apuñalado, debido a la confusión Lucy sufre una obnubilación y la atiende George.
En el filme, Ivory,  presenta a Lucy paseando por la plaza bajo la hermosa luz de la Toscana en un día radiante mirando las magníficas estatuas. La cámara toma la perspectiva de la protagonista con insertos cortos de fragmentos de las esculturas mostrándonos en lo que sus ojos se fijan: el esplendor de los cuerpos de Perseo y Hércules, la violencia sensual de la cabeza de Medusa en manos de Perseo, etc. Y refleja la ofuscación que le produce esa borrachera de arte y sensualidad, una clara manifestación del Síndrome de Sthendal. Después ocurre la reyerta que hemos comentado en la que el hombre apuñalado, sangrando copiosamente y moribundo se dirige hacia ella. Lucy se desmaya y en un plano cenital vemos como la recoge G eorge, impidiendo que se caiga, en lo que ya es una escena icónica del cine de los ochenta (década que fue muy cicatera en escenas icónicas). El vahído de Lucy no es solo resultado del asesinato sino de una acumulación de emociones producida por la impresionante belleza de Florencia.
Si se quiere pasar un buen momento, recomiendo fervientemente la lectura de la novela y la visión de la película a quien no las conozca. Además puede ser un buen motivo de reflexión sobre el siempre enjundioso tema de las adaptaciones literarias al cine.

                                             FELIPE CUESTA VARELA

                          

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