Nuestros alumnos han creado algunos mitos a partir del legado de las primeras civilizaciones y de la cultura grecolatina. Aquí os dejamos algunos.
El Baile de Selene:
Leyenda de las Mareas en Luminara.
En las antiguas tierras de Luminara, entre bosques
ancestrales y ríos serpenteantes, se cuenta la leyenda de la Luna y las Mareas.
En aquellos tiempos primitivos, cuando los corazones de los hombres latían al
ritmo de la naturaleza, la Luna era una diosa radiante llamada Selene, cuyo
amor por el mar era tan profundo como sus misterios.
Selene era una deidad benevolente y apasionada, pero su
corazón a menudo se encontraba dividido entre la dulzura de la noche y el deseo
de controlar el flujo del mar. En su constante lucha por equilibrar estas
fuerzas, nacieron las mareas.
En el pueblo costero de Aurora, vivían dos amantes
destinados a ser separados por las caprichosas mareas: Aelius, un pescador
valiente y apasionado, y Lyra, una joven tejedora conocida por su dulzura y
paciencia. Su amor floreció entre las luces plateadas de la luna, pero también
se vio amenazado por su cambiante influencia sobre el mar.
Las noches de Luna llena eran momentos de éxtasis y
desesperación. Bajo el resplandor de Selene, Aelius se aventuraba en el mar,
desafiando las altas olas para capturar las criaturas del océano y asegurar el
sustento para su amada Lyra. Pero, a medida que la Luna ejercía su poder sobre
las aguas, las mareas se alzaban con furia, poniendo en peligro la vida de los
marinos y sembrando el temor en el corazón de los habitantes de Aurora.
La ira de Selene, cuando sentía que el mar la desobedecía,
era tan insondable como la profundidad del océano. En esos momentos de furia,
las olas se elevaban hasta alcanzar proporciones monstruosas, devorando todo a
su paso y dejando a su paso desolación y caos. Los habitantes de Aurora se
veían obligados a refugiarse en lo alto de las colinas, rezando a los dioses
por la misericordia de la Luna.
Pero en los momentos de calma, cuando Selene encontraba la
paz en su amor por el mar, las mareas se retiraban suavemente, revelando
tesoros ocultos en las profundidades y permitiendo que Aelius regresara a la
orilla con las manos llenas de pesca fresca, para el deleite de Lyra y su
comunidad.
Así, en los albores del tiempo, las mareas se convirtieron
en el reflejo de los caprichos y las pasiones de Selene, dejando una marca
indeleble en el destino de aquellos que vivían bajo su influencia en las costas
de Luminara. Y aunque el amor entre Aelius y Lyra perduró a través de las
tormentas y las mareas, siempre recordaron que su destino estaba atado al ciclo
eterno de la Luna y el mar.
Nora Bustos (4ºESO A)
MITO DE LA NIEVE
Se dice que cuando la nieve cae
es porque la lluvia y el cielo se han peleado.
Esta creencia surgió hace
millones y millones de años. Se dice que cuando la Tierra recién se creaba, el
cielo conoció a la lluvia. Esta tenía la tez pálida, el cabello blanco como las
nubes y una mirada celeste y triste. El cielo se enamoró al instante y le
confesó su amor. La lluvia y el cielo convivieron en paz durante un par de
siglos, al igual que en un cuento de hadas. Él amaba más que nada a su mujer,
pero, como nada dura por siempre, un día el cielo descubrió la infidelidad de
su mujer, por lo que decidió apuñalar a la lluvia. Esta gritaba y sollozaba a
causa de la herida en su brazo.
-Tienes un corazón de hielo,
amada mía. -Murmulló el cielo, completamente destruido.
De los tristes ojos de la lluvia, comenzó a brotar una
mezcla blanca, fría a más no poder. La mezcla cayó a la Tierra y cubrió su
superficie, dándole nombre a la nieve.
Karla Alonso (2ºESOA)
LA LLUVIA DE ESTRELLAS
Hace mucho tiempo, en la era de los griegos, había un dios
llamado Perseo que vivía en una constelación con su mismo nombre.
Él se encargaba de sostener las estrellas todos los días,
pero, sin embargo, pesaban mucho y su fuerza no era capaz de mantenerlas.
Un día, Perseo tenía mucho calor,
porque agosto se acercaba, y sus brazos temblaban del peso y de esa presión que
le rodeaba. Entonces, llegó a un punto en el que no podía más, y por ello, dejó
caer las estrellas. Él estaba preocupado por lo que podía pasar hasta que Eolo,
el dios del viento, sopló con todas sus fuerzas para que las estrellas no
chocaran contra la Tierra y quedaran desintegradas.
Clara Féliz Fragua (2ºESOA)
LAS ESTRELLAS
Un día una
familia se fue a un camping de vacaciones, una noche se quedaron bajo las
estrellas observando el cielo, a la niña le daba miedo la noche porque era muy
oscura y su madre le contó cómo se formaron las estrellas. Le dijo que cada una de las estrellas era un
ángel que vigilaba a cada una de las personas, tanto por el día como por la
noche y por eso hay estrellas, porque es el espíritu que nos protege a cada uno
de nosotros.
Después de lo
que dijo la madre, la hija se quedó mirando las estrellas y dijo: ´´Ya no tengo
miedo, ya he encontrado a mi ángel´´.
Coral Macías (2ºESO A)