
Mientras los ciudadanos se asfixian por ajustarse tanto el cinturón, el Estado va regalando dinero, que se recauda de nuestros impuestos y se lo da a manos corruptas, privadas e inseguras. Puede que en 2009 retrocedamos 80 años y volvamos al 24 de octubre de 1929, es decir, al crack del 29 de la bolsa de Nueva York.