Analicemos ahora nuestro mundo en el corto período de unos tres meses. ¿Qué es lo que ha ocurrido en tan poco tiempo? Podríamos resumirlo en dos acontecimientos principales y de trascendencia. Uno de ellos es la crisis financiera y el otro la elección de Barack Obama como nuevo presidente de EE.UU. La crisis, como bien sabemos, no es algo efímero, sino que continuará con nosotros en los meses, o incluso años, venideros según las predicciones. No podemos vaticinar lo que ocurrirá con la economía mundial, ya que no está en nuestras manos, pero los expertos auguran un empeoramiento de la pésima situación financiera actual.
El otro punto clave ha sido la elección del primer presidente negro de EE.UU., lo cual ha significado un hito histórico para el país, y que se convertirá en un referente para la posteridad. Se trata de una revolución en la política estadounidense, el nuevo presidente entrará en la Casa Blanca con ideas orientadas hacia la reforma y el cambio. Hemos viajado más allá del “Sueño” de Martin Luther King, aquél que un día dijera que soñaba con ver a blancos y negros unidos por las manos en fraternal gesto, y que si hoy viviera se cegaría al ver la luz brillante que rodea al pueblo negro. El mundo avanza, progresa y todos juntos lograremos erradicar los problemas que se ciernen sobre el planeta, mas ¿qué hay sobre España?
Sin duda en nuestro país la noticia que más polémica ha despertado ha sido la orden de abrir las fosas comunes del franquismo por parte del juez Baltasar Garzón. Ha supuesto la reafirmación de la democracia española y la constitución definitiva que no deja lugar a dudas de que España condena y repudia el período de dictadura del General Franco. Caminamos hacia el progreso y nosotros, caminantes, no hemos de detener la marcha, y como dijera el excelente poeta sevillano “se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”, aquella España destrozada, hundida, pobre, triste, mísera, bañada en indigencia, con los ojos vendados y las manos atadas, crudo recuerdo de cuantos vivieron en ella, realidad imposible para los que no la conocimos.
