Dos años después, todo era felicidad para la joven. A sus veinticinco años recién cumplidos, tenía una carrera de periodismo y no le faltaba de nada. Aquella mañana de mayo se dirigía al periódico, cuando le vio: alto, moreno, guapo... Tendría unos treinta y tantos, pero se conservaba como si sólo tuviese veinte. Sus miradas se cruzaron. Ella la apartó tímidamente; él siguió observándola. Chocaron, y los papeles de Aurora cayeron al suelo. Ambos se lanzaron a recogerlos:
- Perdona, soy un patoso.
- ¡Oh, no, qué va, es culpa mía! – se disculpó la chica-. Genial, se me ha estropeado el reportaje – protestó, mientras miraba los folios en mitad del charco.
- Hagamos una cosa: te invito a una copa. Para enmendar este desastre.
- No, gracias, de verdad...
- Acéptala. Es lo mínimo que puedo hacer para que me perdones.
Finalmente, Aurora aceptó. Aquel hombre tenía algo que la atraía, pero no sabía el qué. Se dirigieron al bar. Allí, enfrente de dos margaritas, el hombre se presentó: se llamaba Jesús, trabajaba como monitor de gimnasia para personas mayores y estaba soltero.
El tiempo fue pasando, las copas bajando y la pasión aumentando. Tras los dos margaritas, llegaron los refrescos. Ninguno quería que se acabara ese momento mágico. De pronto, Jesús se lanzó a los labios de Aurora: ella no se apartó. Más tarde, en el apartamento de él, terminaron la fiesta.
A los dos meses se casaron. Era todo amor y dulzura... hasta que llegó la primera bofetada. Sigue aquí.
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Publicado por Alsax. 1ºBachillerato
1 comentario:
Esta genial, se me ponen los pelos de punta solo de leerlo, y pensar que algunas mujeres lo viven de verdad... no sé, tiene que ser horrible.
Espero que el nuevo número de teléfono sirva para evitar mas maltratos. Lo que pasa que muchas veces las mujeres tienen miedo de que el marido las descubra, no sé, es difícil ponerse en situación para debatir sobre el tema.
Pero la historia esta muy lograda.
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