En todo el mundo las niñas sufren violencia en la escuela y su entorno a manos del profesorado, el personal del centro escolar u otros estudiantes. Son agredidas de camino a la escuela o en los patios escolares. Sufren amenazas de agresión sexual de otros estudiantes, son obligadas por los profesores a mantener relaciones sexuales, e incluso son violadas en la sala de profesores.
Según estudios y encuestas, en Malawi, el 50 por ciento de las niñas escolarizadas afirmaba haber sido tocadas por profesores o compañeros con intención sexual.
En Estados Unidos, el 83 por ciento de las estudiantes de 12 a 16 años sufría alguna forma de acoso sexual.
En Tanzania, entre 2003 y 2006 se expulsó de las escuelas a más de 14.000 alumnas de educación primaria y secundaria porque se habían quedado embarazadas.
El acoso sexual en la escuela está generalizado en la República Dominicana, Honduras, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y otros países de Latinoamérica.
La violencia hace que muchas niñas no lleguen a ir a la escuela, abandonen los estudios o no participen plenamente en la vida escolar. Los efectos son dolor, miedo, baja autoestima, enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados y depresión.
Todas las niñas tienen derecho a la educación en un entorno seguro, respetuoso y no discriminatorio.
Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Amnistía Internacional lanza un llamamiento mundial para poner fin a la violencia contra las niñas en las escuelas.
3 comentarios:
!Las cifras son escalofriantes! Pensar que existe tanto abuso, discriminación, violencia y maltrato "dedicado" a unas personitas indefensas, te paraliza. Me imagino por un momento que le sucediera a alguien cercano a mí... me volvería loca. Así que estas pobres niñas tiene que luchar para no ver como algo habitual el drama que están viviendo.
Me sumo al apoyo.
MONTSE Y TODO 2º E.
Tolerancia cero para todo lo que suponga agresión a las personas. Tenemos que ser beligerantes contra todas las formas de violencia.
También en nuestro instituto hay violencia y agresión. El otro día muchos alumnos se quedaron en la puerta del Instituto a la salida de clase para presenciar como se iba a pegar a un chico.
No fue una pelea, fue una agresión a una persona que salía confiada.
Todos los alumnos que lo presenciaron y no lo impidieron participaron también de la agresión en condición de cómplices.
El que admite con su presencia y con su pasividad que se maltrate a una persona participa también de esa violencia y sufre en su persona un daño moral importante.
Algunos dicen:
- ¡yo sólo miraba!
- ¡se lo tenía merecido!
- ….
Admitir la violencia nos degrada como personas.
Si las cincuenta personas que estaban en la puerta del Instituto hubieran abucheado al agresor, ¿que habría pasado?
Julián Rodríguez
Creo que no se puede consentir ningún tipo de violencia, ni física, ni psíquica ni verbal. Sea quien sea. Repito: SEA QUIEN SEA. También creo, y estoy en mi derecho de decirlo, que se debería haber actuado antes o de otra manera con el agresor. Sé que los responsables de la disciplina del Centro han actuado siempre con la mejor intención, pero no han estado acertados. Han procurado comprender, aconsejar, razonar... han tenido más paciencia que un santo... pero no ha sido el remedio. Espero que se actúe para que no vuelva a ocurrir. Ah! y otra cosa: bajo ningun concepto se debe justificar cualquier tipo de violencia. Se podrá comprender que tal persona actúe de una manera determinada, pero nunca justificarla ni perdonarla, y menos si no se arrepiente de sus actos. Si es reincidente, no se arrrepiente, parezca lo que parezca o diga lo que diga.
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