viernes, 26 de junio de 2009

Ricardo y Marisa: una despedida especial







26.06.09

Queríamos que fuese así: discreta, reservada, íntima, callada. Las despedidas, última gota que, tímida, resbala del vaso bebido con ansia, deben ser quedas, silenciosamente aterciopeladas. Siempre el silencio ha resultado más sonoro que los gritos, más enjundioso que los discursos, más henchido de intimidad y cercanía que las alharacas.

Os hemos sentido próximos, hemos entregado vidas y afanes en idénticos menesteres. Hemos palpitado al unísono y afligido juntos. Nos hemos enardecido por lo mismo, con lo mismo nos hemos abatido. Un alma colectiva, movida por los mismos vientos, nos ha cuajado; nos fueron tallando los suspiros, erosionando los deslices del camino. Vosotros continuáis por él; nosotros nos retiramos a los verdes ribazos... Ahora, debemos partir a nuestra Ítaca particular; siempre supimos que sucedería así.

Caminamos a la búsqueda de un nuevo recodo; seguro que, al doblarlo, nos sorprenderán dulces euménides… y toparemos con gente, personas por las que mirar, por las que vivir, con las que sufrir, llorar y reír, a las que amar. Y la nostalgia acudirá, compañera inexcusable, a nuestro recuerdo; en él estaréis vosotros, ¡siempre! Pero esa misma nostalgia, como sentenció Gil de Biedma, “es un sentimiento que no puede aherrojarnos al pasado; hay que soñar en el futuro con certidumbre; y a eso ayuda recordar lo que se ha vivido”. Y Herman Hesse: “Es menester que el corazón, a cada llamamiento, esté pronto al adiós y a comenzar de nuevo, esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos, a nuevas y distintas ataduras. En el fondo de cada comienzo, hay un hechizo que nos protege y nos ayuda a vivir”.

Adiós, amigos, aleluya! Y hasta siempre.

Marisa

Ricardo

1 comentario:

da-beat dijo...

Precioso.

Mis mejores deseos para esta nueva vida que comienza para ambos. Estoy seguro de que sabréis sacar lo mejor de ella, al igual que lo habéis hecho estos años pasados. Me alegro un montón de haberme cruzado con vosotros, aunque sea brevemente, en este mi camino. Aunque técnicamente no habéis sido mis profesores, aprendí mucho de vosotros.

Gracias. Un fuerte abrazo.

David.